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Sistema Urinario

Cancer De Vejiga

Afección frecuente, tanto en el hombre como en la mujer, cuya sintomatología habitual es la hematuria y cuya evolución está signada por la recidiva. El varón padece este proceso en una proporción mayor (3:1). En EE.UU., con estadísticas confiables, se calculaba que -en los inicios de la década del 90- se comprobaban algo más de 50.000 casos nuevos por año.
Se han identificado elementos irritantes para la mucosa vesical, tales como la esquistosomiasis y los litos que perduran en la vejiga, como así también agentes carcinogénicos: beta-naftilamina y
p-aminodifenil (ambos anilinas colorantes), productos químicos derivados de la manufactura del caucho, metabolitos del triptófano que son eliminados por vía urinaria.

Existen varios tipos histológicos de carcinomas: el más común es el de células de transición que a menudo toma la forma papilar, bien diferenciado del resto de la mucosa pero también lo puede hacer como una forma mal diferenciada y sumamente invasora; el de células escamosas -menos frecuente-, también de pésimo pronóstico; los adenocarcinomas, menos habituales, que raramente derivan de tumores intestinales.

Junto con la hematuria estos pacientes suelen presentar piuria, con polaquiuria y disuria. Ante el hallazgo de microhematuria, el médico está compelido a solicitar, con bajo costo y sencillez de procedimiento, una ecografía de vejiga. La microhematuria puede ser el síntoma más precoz. Luego, ante el desarrollo tumoral, puede llegarse hasta el extremo que una palpación bimanual en la mujer, una mano en el abdomen y un tacto vaginal, permitan tocar el tumor.
Numerosos y accesibles son los métodos de exploración vesical por imágenes. Desde las que aportan el urograma excretor, la ecografía, la cistoscopia (que puede combinarse con biopsia), la tomografía computada, la resonancia magnética y la cistografía. Las lesiones superficiales, sitas en la mucosa o con leve invasión de la muscular, pueden resecarse o fulgurarse por vía endoscópica pero fácilmente recidivan. Las más profundas requieren cirugía abdominal y su pronóstico es comprometido. En los últimos años la cistectomía total, con derivación ureteral a la zona lumbar puede actuar como paliativo. Tanto la radioterapia como los citostáticos (mitromicina, doxorubicina o tiotepa) pueden dar algún resultado. En los últimos tiempos se emplean las instilaciones con Bacilo Calmette-Guérin (BCG) y la fotorradiación.

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