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Sistema Respiratorio

Bronquitis Aguda Y Cronica

Bronquitis es un término que define a la inflamación de los bronquios. Debido a que éste no es un proceso que afecta exclusivamente a los bronquios, sino que además suele comprometer la tráquea, la patología debería ser llamada en su conjunto traqueobronquitis. La inflamación de esta parte del árbol respiratorio puede cursar como una forma aguda o crónica, o bien, como una afección crónica con reagudizaciones.

Por definición se considera bronquitis crónica a la tos con expectoración productiva que ocurre en la mayoría de los días durante tres meses consecutivos por más de dos años sucesivos. Se debe investigar minuciosamente al enfermo tosedor -sobre todo si tiene adicción tabáquica- porque desestima los síntomas considerándolos normales. Además, por omisión u ocultamiento, las expectoraciones poco voluminosas (generalmente matutinas) llevan al enfermo a decir que la tos es seca, lo cual invalidaría -por definición- a la bronquitis crónica. La deglución de las secreciones, habitual en la mujer, puede suceder en el hombre y considerarla, de esa manera, también como tos seca. Las modalidades con que puede manifestarse la bronquitis crónica ha hecho que se la clasifique en simple, mucopurulenta, purulenta y obstructiva. Esta clasificación ha caído en desuso debido a que ellas obedecen a distintas etapas evolutivas de la enfermedad. Los factores que predisponen a esta frecuente afección son los siguientes: tabaquismo, polución atmosférica (ambiental u ocupacional), infección, herencia y clase social (habitat, confort, alimentación, etc.). Habitualmente actúan en forma conjunta. Las sustancias químicas (sólidas, líquidas y gaseosas) que genera la combustión incompleta de las hojas del tabaco y la inhalación voluntaria o no (fumador pasivo) es uno de los factores más constantes en la anamnesis del enfermo con bronquitis crónica. Los casos más patéticos de afectación pulmonar por polución ocupacional es la que ofrecen los arenadores y los mineros. Aquí no solamente se trata de bronquitis crónica sino de procesos mucho más graves: neumoconiosis y fibrosis pulmonar. La contaminación de las grandes ciudades motivada por la combustión de los hidrocarburos que alimentan, en su mayor grado, a los vehículos de transporte, es otro factor a tener en cuenta. Es obvia la presencia de factores familiares que predisponen a las infecciones broncopulmonares y a la bronquitis crónica, como también parece tenerlo la adicción tabáquica. Los meses más fríos del año hacen recrudecer a la enfermedad. En las personas sanas el tracto respiratorio inferior es estéril. En los que padecen de la afección resulta habitual la presencia constante y el repique de cepas microbianas diversas (el Haemophylus influenzae es el más común) o de virus que preparan el terreno, generando los períodos de exacerbaciones. Las variaciones extremas de temperatura y humedad, como las que producen los aparatos de refrigeración ambiental, obran muchas veces como desencadenantes de etapas tormentosas en la vida del enfermo afectado. Las clases sociales marginales, con escasos recursos económicos para su alimentación y el abrigo adecuado o el confort de una vivienda digna, amén del control periódico de la salud (sin apelar a la consabida medicina familiar o doméstica que retrasa la intervención del médico), son más vulnerables. La radiografía de tórax puede mostrar lo que se ha denominado “pulmón sucio”: aumento de la trama y sombras tubulares marcadas que parten del hilio pulmonar. Es menester recalcar que el diagnóstico de bronquitis crónica no es radiológico. El componente obstructivo a menudo se hace presente tempranamente, sobre todo en pacientes adictos al tabaco y, en menor medida, a los expuestos a la polución ambiental. Cuando el proceso es leve y poco extenso, compromete poco la función respiratoria. La pequeña vía aérea, por tal motivo, ha sido llamada “zona muda del pulmón”. No obstante en los fumadores, las pequeñas anomalías pueden surgir

midiendo el volumen de cierre o sea el que sucede al cierre espiratorio de las pequeñas vías aéreas (en los jóvenes sanos es del 10 % de la capacidad vital). También puede obtenerse un índice aproximado con el flujo espiratorio forzado, entre el 25 y el 75 % de la capacidad vital (FEF 25-75 %). Cuando la enfermedad se profundiza aparecen trastornos del VEMS1.

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