1. Test de tolerancia a la insulina: el descenso de la glucemia por medio de la inyección de insulina produce -si el eje está indemne- un incremento de las cifras basales de la hormona de crecimiento.
2. L-Dopa: la ingestión de esta sustancia estimula a los receptores alfa-adrenérgicos a nivel hipotalámico. Los bloqueantes beta-adrenérgicos potencian este efecto. La hormona de crecimiento debe aumentar un 100 % entre los 60 y 120 minutos.
3. Ejercicio: se emplea en los niños y se potencia con propanolol. Quince minutos de ejercicio deben elevar los niveles de hormona de crecimiento.
El control hormonal de estos enfermos no es fácil y a menudo se imbrican otros déficits hormonales que se deben tener en cuenta (hipotiroidismo). Trastornos nutricionales, hepáticos, renales, genéticos e, incluso, afectivos, deben considerarse en el diagnóstico diferencial. Un promisorio tratamiento de estos enfermos había comenzado con la hormona de crecimiento extraída de cerebros humanos pero con el brote europeo de la enfermedad de Creutzfeld-Jakob, la producción de este tipo fue suspendida. Se está utilizando hormona de crecimiento lograda con recombinación genética.
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