La diabetes es una enfermedad de distribución universal. El término diabetes, considerado en forma aislada, significa “pasar a través”. Este concepto fue atribuido hace ya muchos siglos a una supuesta alteración renal responsable de la producción de poliuria, uno de los signos característicos de la enfermedad.
Desde el punto de vista clínico, la diabetes mellitus es una enfermedad metabólica con preeminencia en la regulación del metabolismo de la glucosa, con la característica de presentar -en el tiempo- complicaciones neurológicas y vasculares.
Existen dos formas clínicas definidas de diabetes mellitus: la insulinodependiente y la insulino no dependiente. Los síntomas de la diabetes, que no siempre tienen la relevancia de alertar al paciente, sobre todo en el caso del enfermo insulino no dependiente, son poliuria, polidipsia, pérdida de peso, alteraciones de la visión, balanopostitis en el hombre y prurito vaginal en la mujer.
En los insulinodependientes, muchas veces adolescentes, la cetoacidosis puede configurar un cuadro más dramático y de irrupción brusca (vómitos, malestar general, deshidratación, coma diabético). En la actualidad se tiende a clasificarla en diabetes tipo I y tipo II.
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