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Cardiología

Comunicacion Interauricular

Es la cardiopatía congénita más frecuente del adulto y se debe a un orificio que comunica ambas aurículas. No debe considerarse como tal a la presencia de un agujero oval permeable (presente en más del 10 % de los normales) pequeño, que permite el paso de una sonda pero que, al presentar un colgajo izquierdo, actúa funcionalmente no permitiendo que la sangre pase de izquierda a derecha que, por otra parte, es en la primera de ellas donde existe mayor presión. Cuando las condiciones anatómicas hacen que el agujero oval sea de mayor tamaño, si cambian las condiciones hemodinámicas y aumenta la presión en el circuito menor, se puede establecer un cortocircuito de derecha a izquierda.
La comunicación interauricular se hace franca cuando el defecto tiene un diámetro mayor de 2 cm y ocasiona -por el cortocircuito invertido- una sobrecarga para la aurícula derecha.
Existen tres tipos:

1) Defectos del ostium secundum, es la más común (90 % de los casos), se sitúa en el centro del tabique y en un quinto de los casos se puede acompañar de un prolapso de la válvula mitral. Tienen una frecuencia mayor en el sexo femenino (2:1 a 3:1) y el excesivo incremento de la sangre en las cavidades derechas lleva a la hipertrofia y dilatación de ambas cámaras.
2) Defecto del seno venoso (5 %), que ocupa la parte alta del tabique, al lado de la desembocadura de la vena cava superior, se asocian con desembocaduras anómalas de las venas pulmonares y, a veces, todas las venas del pulmón derecho lo hacen anormalmente en la aurícula derecha.
3) Defectos del ostium primun (5 %), la comunicación cabalga entre las válvulas tricúspide y mitral -que muchas veces presentan anormalidades- en la parte baja del tabique; puede cursar con insuficiencia de la última y llevar a la insuficiencia cardíaca congestiva y a la dilatación de las cavidades izquierdas.

Los afectados por esta cardiopatía congénita pueden permanecer asintomáticos hasta la edad madura, cuando surgen síntomas de insuficiencia cardíaca derecha: tos seca, disnea de esfuerzo o paroxística nocturna, con repetición de infecciones bronquiales, o bien, fibrilación auricular. La palpación del precordio puede detectar un doble latido: el del ventrículo derecho hiperquinético en la región paraesternal y el de la arteria pulmonar dilatada. Se ausculta el desdoblamiento, fijo, amplio, del segundo ruido pulmonar, un soplo sistólico de poca intensidad y, a veces, otro mesodiastólico tricúspide. La radiología da cuenta de un botón aórtico pequeño con la arteria pulmonar y sus ramas dilatadas, aurícula y ventrículo derechos agrandados y “danza hiliar” que puede observarse por radioscopia. El electrocardiograma pone de manifiesto, en un 90 % de los casos, la presencia de un bloqueo incompleto de rama derecha. Con el ecocardiograma se puede llegar a visualizar el defecto del tabique aunque es más constante la dilatación del ventrículo derecho y el movimiento paradójico del tabique. El cateterismo cardíaco indica la importancia de la comunicación interauricular y la existencia de defectos asociados.

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