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Endocrinología

Obesidad Etiologia

Es el aumento de la grasa corporal que conlleva alteraciones consecutivas en diferentes aparatos. Aunque todavía se discute si constituye un riesgo de enfermedad coronaria no existen dudas de que el aumento del volumen sanguíneo, con la consecuente hipertrofia y dilatación del ventrículo izquierdo e hipertensión arterial, aumentan esa eventualidad. Además es un obstáculo para la normal circulación venosa de los miembros inferiores y deja siempre pendiente el riesgo de tromboflebitis con tromboembolismo pulmonar. También sufren las consecuencias de la obesidad los aparatos respiratorio y locomotor, este último sobre todo en la mujer. Agreguemos a todo esto la insulinorresistencia, la hipertrigliceridemia con disminución del HDL colesterol y el aumento del LDL colesterol (otro mecanismo que la hace factor de riesgo coronario), la colelitiasis y la esteatosis hepática y la hiperuricemia. Algunas estadísticas señalan en los obesos mayor frecuencia de los tumores de mama, vías biliares y vesícula en la mujer y de recto, colon y próstata en el hombre. Desde el punto de vista social, amén de lo estético, la obesidad ha constituido y todavía lo es, un motivo de discriminación. La obesidad es una enfermedad multifactorial donde no se pueden descartar mecanismos genéticos ligados al gasto energético, hábitos familiares en la alimentación, excesiva ingesta calórica, sedentarismo, conductas psicológicas particulares y tratamiento con diversos fármacos (corticoides, anticonceptivos, ciproheptadina, anabólicos, fenotiazinas, antidepresivos tricíclicos). Una pequeña parte de los enfermos obesos responden a factores neuroendocrinos: hipotiroidismo grave, lesión en la región ventromedial del hipotálamo, síndrome de Cushing, déficit de la hormona de crecimiento, hiperprolactinemia, síndrome de Stein-Leventahl (amenorrea - hirsutismo - obesidad). El tratamiento de la obesidad es un verdadero desafío para el médico y el enfermo. La falta de comprensión por parte del primero y la poca perseverancia y las reincidencias con abandono del regimen por parte del enfermo, son moneda corriente. Se han intentado hasta tratamientos quirúrgicos sobre el aparato digestivo destinados a paliar la obesidad. En el último tiempo, el mercado farmacológico ha introducido drogas destinadas a disminuir la absorción de las grasas. La prevalencia de obesidad en la población es mayor en los países con elevado nivel económico, donde se considera que el sobrepeso excesivo puede afectar entre un 15 y un 35 % de los habitantes. En EE.UU. las estadísticas indican que el 10 % de las mujeres presentan una obesidad grave. En los países pobres es menos frecuente. Resulta difícil encontrar un método seguro para definir cuándo una persona tiene sobrepeso ligero (aumento de la grasa corporal con valores tolerables) y cuándo obesidad. Se han ideado diversos métodos para calcular la obesidad (entre otros, índice de masa corporal y medida de los pliegues subcutáneos) pero, por su sencillez y comodidad -aunque presente elementos de error-, son las tablas de peso y talla, entre elllas las clásicas de la Metropolitan Life Insurance Company, las más indicadas. Con ellas se puede considerar sobrepeso cuando el peso del individuo es superior al límite máximo del intervalo del peso por la talla. Como se puede inferir es un método arbitrario que, como es lógico, difiere según el normotipo de las distintas etnias. Determinado que la obesidad ocurre cuando la grasa corporal se encuentra en cantidad excesiva, surgen dos problemas: 1. cómo se determina su porcentaje en un organismo y 2. cuál es el monto del exceso graso. En un sentido práctico, cuando el peso corporal supera al 20% del establecido en las tablas ad hoc (que difieren también según los países y los autores), se considera que el individuo es obeso.
También puede establecerse en base al índice de masa corporal (IMC= Peso (Kg)/[Talla (m)]2. En el caso que el porcentaje indique obesidad se debe ponderar un gran desarrollo muscular (deportistas) para no incluir a estos individuos. En EE.UU., por ejemplo, la cuarta parte de la población (si se divide por sexos algo más en las mujeres) padece de obesidad, con grandes diferencias socioeconómicas, genéticas, metabólicas y psicológicas. Los mecanismos que inducen a la obesidad (mayor ingreso calórico y menor catabolismo) son múltiples. El hambre y la saciedad estarían mediadas por catecolaminas e indolaminas: las endorfinas estimulan la ingesta; la colecistoquinina, la bombesina y la neurotensina (entre otras hormonas intestinales) generan saciedad. La serotonina podría tener un efecto similar a estas últimas.
Factores genéticos:
Es de observación frecuente familias constituidas por personas obesas. En estos casos se duda que la patología dependa de los hábitos alimentarios o de la constitución genética. Estudios realizados en animales de laboratorio parecerían confirmar que existen familias de mamíferos donde una herencia poligenética los signa con el padecimiento de la obesidad. En las ratas se han efectuado estudios sobre la grasa parda que se han pretendido transpolar a la población humana.

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