La artrosis de la columna cervical se manifiesta por dolor en la parte posterior del cuello e irradiación hacia los hombros. En esta imagen se aprecia la presencia de osteofitos y el pinzamiento de los discos intervertebrales. Cuando los osteofitos son muy marcados, pueden afectar partes blandas próximas a la columna cervical, como por ejemplo el esófago.
La columna cervical es, junto con la lumbar, una de las más móviles de esta estructura y está sometida a las tensiones a las que le obliga la vida moderna: posiciones estáticas de los oficinistas en su trabajo o frente al ordenador, varias horas ante el televisor. Estas posiciones generan fibromiositis y dolores en hombros y región de la nuca que a veces derivan en cefaleas tensionales. La cervicodorsalgia es uno de los dolores que sufre el hombre con mayor frecuencia en la actualidad. Demás está señalar la importancia anatómica de este corto cilindro que es el cuello y por donde transcurren o asientan importantes estructuras y órganos vasculares, respiratorios, endocrinos y nerviosos.
Es una de las localizaciones más frecuente de la artrosis y, de acuerdo con la regla de oro de la misma, se incrementa con la edad del paciente. Casi inexistente hasta los 20 años, la padecen la mitad de los que llegan a los 50, el 80/90 % de los de 65 años y casi la totalidad de los de 80. Las articulaciones más móviles son las más afectadas y así es dable observar (más en las autopsias que radiológicamente) el compromiso de C5-C6 y C6-C7.
En los últimos tiempos, favorecida por el estrés, el exceso de trabajo y las preocupaciones, se ha denominado fatiga crónica o síndrome de agotamiento crónico a un conjunto de síntomas y signos donde el dolor muscular y la tensión cervicales están presentes. Según Fukuda (1994) los criterios menores para su diagnóstico son:
* Tensión cervical
* Dolor muscular
* Trastornos cognitivos (memoria y concentración)
* Dolor de garganta
* Nódulos linfáticos axilares
* Poliartralgias sin edema ni rubor
* Cefalea
* Alteraciones del sueño
* Cansancio importante después
de cualquier actividad
Osteofito
Disminución del espacio intervertebral
Pinzamiento del disco intervertebral
ARTROSIS DORSAL
El paciente que tiene artrosis de la columna dorsal raramente se queja de dolencias a dicho nivel. Es por ello que los signos radiológicos de artrosis de la columna dorsal son, en general, un hallazgo ocasional a partir de estudios solicitados por supuestas afecciones diferentes a la artrosis.
ARTROSIS DE CADERA
ESPONDILARTROSIS
La artrosis lumbar es una afección conocida por casi toda la población ya que se considera que en la edad adulta nadie ha dejado de padecer, por lo menos, un episodio de lumbalgia. En buena parte de los casos la causa es puramente muscular, su etiología permanece desconocida y no responde a compromiso articular. Cuando éste ocurre, generalmente se debe a la alteración artrósica de las vértebras de mayor movilidad: L4-L5 y L5-S1, generando respectivamente lumbalgia y ciatalgia.
El dolor cervical localizado o cervicalgia que habitualmente se extiende a hombros o región dorsal (cervicobraquialgia o cervicodorsalgia) tiene variadas etiologías que comprenden desde las más simples hasta las más graves, tales como la fibromiositis, fácilmente controlable, o el canal cervical estrecho, con grave compromiso medular o radicular. El dolor localizado en los músculos del cuello se ha denominado tortícolis, aunque este término estuvo reservado durante largo tiempo a la contractura congénita del músculo esternocleidomastoideo. En su extensión semántica actual se refiere a cualquier músculo del cuello que acuse dolor en su motilidad activa que, incluso, dificulta la deglución y se exacerba con la tos, el estornudo o al cambiar de posición. La espondilartrosis cervical, frecuente con el avance de la edad del paciente, motiva la compresión de las raíces nerviosas que emergen de la médula espinal y genera dolor y contractura de los músculos que inervan.
La columna lumbar soporta el peso de una significativa parte del cuerpo. Cuando dicho peso se traslada a vértebras que sufren procesos artrósicos se producen diferentes manifestaciones, tanto clínicas como radiológicas. Entre los rasgos clínicos son de importancia el dolor y, en estadios avanzados, la escoliosis resultante del progresivo deterioro óseo y articular. Desde el punto de vista radiológico son característicos los osteofitos, la disminución de los espacios intervertebrales, el pinzamiento del disco intervertebral y otros.
La rodilla es una articulación también expuesta a la progresión de la artrosis. Al igual que en otras articulaciones del cuerpo, se produce adelgazamiento del cartílago articular, haciéndose su superficie rugosa, apareciendo luego lesiones ulcerosas del cartílago, pudiendo éste desaparecer en forma parcial o total. La movilidad de la rodilla suele ser muy dolorosa, principalmente en los estadios avanzados de la afección.
Como signos importantes del examen clínico se encuentran la palpación dolorosa de la interlínea articular, la aspereza que se percibe al desplazar la rótula sobre los cóndilos y el "rolido" articular que se palpa colocando una mano sobre la articulación y, con la otra, generando movimientos de flexión y extensión de la pierna sobre el muslo.
ARTROSIS DE LA MANO
Rizartrosis
del pulgar
Nódulos de
Heberden
Nódulos de Bouchard
El hombro y el codo son articulaciones que si bien pueden sufrir los procesos de la artrosis, se hallan afectadas con menor frecuencia.
ARTROSIS DE
CODO Y HOMBRO
ARTROSIS DE LA RODILLA
Rótula
Tibia
Peroné
Cartílago articular
Ligamentos cruzados
Menisco derecho interno
Zona de ulceración
Adelgazamiento del
cartílago articular
La artrosis de la mano suele afectar las articulaciones interfalángicas distales, las interfalángicas proximales y la primera carpometacarpiana. Los nódulos de Heberden son formaciones abultadas de tipo cartilaginoso y de tamaño reducido, situadas en el lado dorsal de las interfalángicas distales. En general, se hallan presentes en ambas manos y quienes los padecen tienen historia familiar de la enfermedad. Por su parte, los nódulos de Bouchard son menos numerosos y se localizan en las articulaciones interfalángicas proximales y a menudo superan el tamaño de los nódulos de Heberden.
Osteofito
Disminución del espacio
intervertebral y
pinzamiento discal
La anatomía del pie comprende un importante número de huesos y articulaciones. A nivel del tobillo, y debido al peso ejercido sobre dicha articulación, se produce una significativa disminución de la interlínea articular y el desarrollo de osteofitos.
Con respecto a las articulaciones interfalángicas suelen observarse, radiológicamente, osteofitos gigantes a nivel del 1er. dedo o dedo gordo. Puede producirse la desaparición casi total de la interlínea articular entre la base del primer metatarsiano y la cabeza de la primera falange del dedo gordo.